¡Estoy enormemente agradecida con mi Universidad! ¡Es un enorme privilegio!

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“La ciencia requiere de la ética, para tener el impacto social correcto”

Con esta reflexión que pronunció, la Dra. Julia Tagüeña Parga, recibió el nombramiento como Investigadora Emérita que le otorga nuestra Universidad Nacional Autónoma de México, en una ceremonia que tuvo lugar en el Palacio de Minería, el pasado 14 de mayo durante la conmemoración del Día del Maestro 2024.

Por sus contribuciones a la investigación en física y en el área de las energías renovables así como por su labor en la divulgación científica, la Dra. se hizo acreedora a tan distinguido nombramiento.

Hoy presentamos en pv magazine una entrevista a profundidad con la Investigadora Emérita, adscrita al Instituto de Energías Renovables de la UNAM, centro de investigación ubicado en el municipio de Temixco en el estado de Morelos.

Una conversación en la que nuestra entrevistada nos ofrece un panorama amplio de su formación universitaria y de su prolífera actividad dentro de la docencia, investigación, difusión y divulgación de la ciencia.

Esta es la primera de dos entregas editoriales, en la que conoceremos el trabajo universitario de Julia Tagüeña, quien también es hoy investigadora asociada en el Centro de Ciencias de la Complejidad de la propia Universidad Nacional, centro en el cual colaboran científicos de la propia UNAM, así como profesionales de la ciencia de otras instituciones de educación superior.

El Centro de Ciencias de la Complejidad se encuentra en Ciudad de México al sur de Ciudad Universitaria, sitio en el cual tuvo lugar esta conversación.

Captura de video de la ceremonia Día del Maestro 2024. Producción audiovisual de la TV UNAM

Dra. Tagüeña Parga gracias por esta entrevista para pv magazine México ¿En qué momento se encuentra dentro de su trayectoria profesional?

En este momento tengo una colaboración sobre el tema de energía en el Centro de Ciencias de la Complejidad, con una visión multidisciplinaria, que nos interesa en el Instituto de Energías Renovables.

El Centro de Ciencias de la Complejidad, donde estamos conversando, se encuentra dentro del circuito de Ciudad Universitaria, mientras que el Instituto de Energías Renovables está en el municipio de Temixco en el estado de Morelos.

¿Cómo nace en usted Dra. el interés por el estudio por la física?

Desde siempre me gustaron mucho las matemáticas, como se sabe, las matemáticas influyen en la vocación de todos porque de alguna manera nos definen; pero también en mi casa de pequeña, las ciencias y en particular la física era tema cotidiano del cual se hablaba a la hora de la comida. Mi padre era físico y médico y a mi madre, filósofa, también le interesaba mucho la ciencia.

Además, mi hermana mayor Carmen estudió física y se reunía con sus colegas a resolver problemas en nuestra casa, por lo tanto, siempre viví muy cerca de la asignatura, que además me gustaba mucho.

Julia Tagüeña es Investigadora Emérita de la Universidad Nacional Autónoma de México. Captura de video producido por la DGCS de la UNAM

¿Es Ud. de las primeras físicas en México?

Yo no soy de las primeras físicas. La primera fue Alejandra Jáidar, que se tituló en 1961. Ella era cuatro años mayor que mi hermana y mi hermana es ocho años mayor que yo. Es decir, en México hay como 12 años de mujeres haciendo física antes de que yo llegara a la licenciatura.

Sin embargo, coincido contigo, en que es una carrera universitaria en la que hay pocas mujeres. En mi generación éramos menos estudiantes mujeres que hombres, significativamente menos; aunque en la Facultad de Ciencias también se estudia biología, matemáticas, actuaría, lo que hacía que en nuestra generación sí hubiera más mujeres, que estudiaban esas disciplinas.

Dicho esto, no me siento tan pionera en la materia de género, porque yo pude aprovechar el trabajo de muchas mujeres talentosas que abrieron el camino a las mujeres en la universidad.

Lo que es muy cierto es que la física en México es muy reciente. La Física es una disciplina que nace en la UNAM y la primera generación de físicos, empezó sus estudios en 1937, en la Facultad de Ciencias.

Entonces ¿Su familia fue influencia para que Ud. haya estudiado física?

Sí, aunque no sólo es eso. Mi generación fue testigo de la llegada del ser humano a la Luna, y es la ciencia espacial la que pone a la física en el imaginario colectivo.

De hecho, cuando se cuenta la historia de la comunicación pública de la ciencia, es la época espacial la que la promueve, porque es un tema que interesa y apasiona a todas las personas.

Por esto, muchos de mis compañeras y compañeros de la preparatoria fuimos a la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, porque la física era una carrera de moda, era el momento para estudiarla, se vislumbraba con enormes posibilidades, prometía mucho.

Al concluir mis estudios universitarios obtuve una beca del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, el Conacyt; hoy conocido como el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías; y con el nuevo Gobierno de México que iniciará el próximo primero de octubre, el Conahcyt será elevado a Secretaría de Estado y se le conocerá como Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación.

Ahí sí fui una de las primeras mujeres mexicanas con beca de posgrado; lo cual me permitió estudiar por casi cuatro años, el doctorado a la Universidad de Oxford, donde trabajé un tema muy apasionante y de moda de aquel tiempo que era “sistemas desordenados”.

Captura de video de la ceremonia Día del Maestro 2024. Producción audiovisual de la TV UNAM

Mi estancia en el Reino Unido la califico como fantástica. Trabajé con un físico muy reconocido en el tema de estado sólido Sir Roger Elliott, que era un experto en sólidos desordenados. Por este término se entiende que sus átomos no están ubicados de forma periódica, como lo están en el modelo de sólido cristalino, el cual había sido muy exitoso para entender y estudiar a los materiales.

Comento este detalle del desorden porque el primer tema que yo trabajé en energías renovables tiene que ver con un material desordenado que es el silicio amorfo.
El silicio cristalino es un material semiconductor fundamental para la electrónica y el efecto fotovoltaico. En 1954 se fabricó la primera celda solar de si cristalino y sigue siendo la base de muchas celdas comerciales.

En los años ochenta se observó que cuando el silicio amorfo se hidrogenaba era aprovechable para celdas solares. Esta área unía mi conocimiento previo con la posibilidad de ingresar en el área de energías renovables. En aquel momento yo trabajaba en el Instituto de Investigaciones Materiales (IIM) de la UNAM, al cual me incorporé a mi regreso de mi estancia en la Universidad de Oxford.

Cuando regresé a México no llegué a trabajar en energía directamente, sino en semiconductores y superconductores. De hecho, es mi marido Manuel Martínez, quien llegó a trabajar al área de energía solar.

El IIM creó el Laboratorio de Energía Solar en Temixco, Morelos, en 1985, a partir de su Departamento de Energía Solar. Así surge la posibilidad de trasladarnos al estado de Morelos, porque pensamos que era una gran oportunidad no sólo para nuestra formación profesional sino para nuestra familia, para nuestros hijos que en ese entonces eran muy pequeños.

La decisión nos dio pie a incorporarnos en la creación del Laboratorio de Energía Solar que luego se convirtió en el Centro de Investigación en Energía (1996) y más tarde, en el año 2013, en nuestro Instituto de Energías Renovables.

Pero regresando al proyecto de investigación del cual veníamos hablando, el proyecto de celdas solares de silicio amorfo hidrogenado, aunque generó muchos análisis teóricos interesantes y publicaciones importantes, finalmente no terminó de cuajar experimentalmente.

Reloj de Sol en el Instituto de Energías Renovables de la UNAM en el municipio de Temixco, Morelos

¿Por qué Dra?

Porque la tecnología del silicio requiere de laboratorios de ultra pureza y había un tema de seguridad que planteaba riesgos por los gases empleados para dopar el silicio, lo cual llevó a otros tipos de materiales sobre los cuales el instituto ha sido muy exitoso y que son materiales mucho más económicos y sencillos de producir; por lo tanto, hubo un giro en la decisión experimental y ahora en el laboratorio se producen celdas de muy diferentes materiales entre ellos, perovskitas.

Más recientemente el material con el que he trabajado es el silicio poroso, el cual tiene sobre todo aplicaciones ópticas y es un material muy interesante que se encontró, casualmente, buscando pulir una oblea de silicio. El silicio poroso, que es semejante a un coral, tiene ramitas de diámetros nanométricos, que cambia las propiedades del silicio y lo vuelve luminiscente, lo cual resulta muy espectacular.

Este proyecto de silicio poroso continúa en el IER-UNAM, con estudios teóricos y experimentales. Existe para ello un laboratorio en el instituto que realiza un muy buen trabajo sobre este material, que sirve tanto para espejos como para sensores. Tiene además posibles aplicaciones para proyectos energéticos, como por ejemplo baterías de litio.

¿Este tipo de investigaciones fueron vanguardia en el instituto?

Si, eran vanguardia, de hecho, lo que te cuento sobre el silicio amorfo hidrogenado era el “hit” del momento en el mundo de los fotovoltaicos; por lo tanto, ese tema también era vanguardia en nuestro instituto, incluso fuimos de los primeros en trabajar sobre ese material recién descubierto. También en silicio poroso empezamos a la par que el resto del mundo.

Biblioteca Central, Ciudad Universitaria, UNAM
Biblioteca Central, Ciudad Universitaria, UNAM. Imagen de Jorge Zarco

Era un tema de investigación de frontera en el mundo…

Sin duda alguna. Entramos en investigaciones de frontera del conocimiento con ese proyecto, y con otros más.

Hoy, continuamos con investigaciones con otros materiales muy novedosos para la elaboración de celdas fotovoltaicas.

Lo que sigue siendo vanguardia es la nanotecnología tanto en nuestro instituto como en el mundo. El silicio poroso es un ejemplo de un nanomaterial.

Hoy el tema de los materiales es un asunto muy importante dentro de la transición energética. ¿Qué nos puede decir sobre ello?

El tema de materiales es muy relevante y no sólo hoy por la transición energética, sino desde hace muchas décadas. Los materiales, incluso, les dan nombre a las épocas: la edad de piedra, la edad de bronce, etc.

Algo que es muy importante, en el tema de la energía, es la multidisciplina y la interdisciplina. Por ejemplo, en el tema de materiales, se requiere de físicos y de químicos; si se habla de materiales orgánicos implica la participación de biólogos; de ingenieros para la construcción de dispositivos e instalaciones, y si además se van a instalar energías renovables en alguna comunidad, entonces se requiere de sociólogos y antropólogos para dialogar con las comunidades.

Nuestro IER tiene una comunidad conformada por diversas disciplinas y talentos, que trabaja intensamente en una Licenciatura de Ingeniería en Energías Renovables y un Posgrado de Energía.

Nos estamos moviendo en muchos ámbitos de la investigación hacia la complejidad, la cual es multidisciplinaria, con diversas visiones, donde hay elementos que interactúan entre sí de forma intrincada, donde los modelos matemáticos que describen el comportamiento manejan muchos datos, lo que se llama “big data”. El tema de la energía es, sin duda, un sistema complejo.

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